Las carnes asadas son un clásico en nuestras comidas y cenas navideñas y prepararlas es mucho más fácil de lo que parece. Para conseguir un solomillo asado en su punto solo tienes que seguir estos sencillos pasos.
Preparación
Reposar el solomillo a temperatura ambiente, sacándolo del frigorífico un par de horas antes de utilizarlo. Bridar el solomillo y salpimentarlo. Precalentar el horno a 180º.
Freír el solomillo en la sartén a fuego fuerte un minuto por cada lado. Esto sellará la carne y hará que no se escapen los líquidos, manteniendo el solomillo jugoso por dentro.
El horno: tiempo y temperatura
Poner el solomillo en una fuente de horno y lo asamos a 175º con calor arriba y abajo durante 15/20 min por kilo de carne. Metemos una bandeja de horno llena de agua en la parte de abajo para que haya humedad abundante.
Dar la vuelta a la pieza cada 10/12 minutos para que se haga de forma homogénea por todas las caras. Cuando la parte interna de la carne esté a unos 55-60º medidos con un termómetro o sonda, la carne estará al punto, jugosa pero bien cocinada. Si no tenemos termómetro, podemos tocarla y en función de la dureza (más dura, más hecha) y del color de los jugos (cuanto más claros, menos hecha estará la carne) sabremos el punto.
Una vez pasado el tiempo, sacamos la carne y la dejamos reposar cubierta con papel de aluminio durante 5/10 minutos. Fileteamos para servir en cortes de un centímetro aproximadamente.
Las salsas
Colocar el recipiente del asado, ya sin la carne, sobre el fuego suave. Añadimos un poco de agua y removemos, raspando el fondo del recipiente para recuperar los restos del asado que siempre quedan adheridos.
Este jugo se puede servir tal cual o utilizarlo como fondo de la salsa que estemos preparando. Con el solomillo de vacuno maridan perfectamente las salsas de vino, de frutos rojos y también salsas a base de especias como la mostaza, la pimienta o el estragón.