Cuajada con miel y nueces

La cuajada es un derivado lácteo que puede formar parte de nuestra dieta habitual, siempre y cuando sea natural. Si natural, sin endulzar, no nos gusta, el hecho de echar nosotros el endulzante (en este caso miel) va a favorecer que, si queremos ir adaptando nuestro paladar a sabores menos dulces, podamos ir rebajando la cantidad de miel poco a poco, de forma que nos vayamos acostumbrando sin apenas darnos cuenta. Otra estrategia es usar fruta seca o deshidratada, que aporta dulzor (por la concentración que se produce de la fructosa de la fruta) pero también toda la fibra, vitaminas, minerales y fitoquímicos de la fruta, componentes que hacen que su azúcar no tenga los efectos negativos en el organismo que sí tiene el exceso de azúcares añadidos o libres. Con este postre además, sumamos a nuestra dieta una ración de frutos secos, de los que se recomienda una ración diaria y de la que estamos muy lejos. Los frutos secos son un grupo de alimentos muy interesantes nutricionalmente: aportan proteínas, grasas cardiosaludables, vitaminas (entre ellas aquellas que solo obtenemos de las partes grasas de los alimentos, como la vitamina E), minerales (calcio, hierro y magnesio, por ejemplo), aumentan la sensación de saciedad, y su consumo favorece que desplacemos de nuestra dieta otros productos de picoteo no saludables.